Cannabinoide es un término utilizado para describir las sustancias, naturales o artificiales, que componen el Cannabis Sativa. Los cannabinoides hacen lo que ninguno de los compuestos químicos más comunes puede hacer: interactúan con los receptores de cannabinoides en el cerebro (CB1 y CB2).
El cannabidiol (CBD) y el tetrahidrocannabinol (THC) son los compuestos más conocidos que se encuentran en la planta de Cannabis (son los que se producen en mayor cantidad), pero no son los únicos. El CBD y el THC pertenecen a una familia de compuestos llamados cannabinoides que existen dentro de las plantas de cannabis. Hasta el momento se conocen unas 113 en las especies de Cannabis Sativa.
¿Qué es el THC?
El THC es el compuesto principal del Cannabis, que interactúa con regiones específicas del cerebro provocando la sensación de «moka» que cambia temporalmente la forma en que sentimos, pensamos y reaccionamos.
¿Qué es el CBD?
El CBD es el segundo compuesto más abundante del cannabis y tiene algunas capacidades únicas que el THC no puede igualar. El CBD no induce el llamado “moka” ni es tóxico, pero tiene el potencial de invertir en el bienestar. El CBD es el ingrediente principal del aceite.
Si bien el CBD se tolera bien, incluso en grandes dosis, el THC causa efectos secundarios temporales, como: aumento de la frecuencia cardíaca, problemas de coordinación, sequedad de boca, ojos rojos, tiempos de reacción más lentos, pérdida de memoria y ansiedad.
La acción de los cannabinoides en nuestro organismo se produce mediante la interacción con el sistema endocannabinoide, que se encarga de regular funciones como: la memoria; dolor; apetito; humor; respuesta inmune; y dormir.
La acción fisiológica del CBD y el THC es similar a la de los endocannabinoides (producidos por el propio organismo), estimulando no solo los receptores cannabinoides, sino también una serie de otros receptores imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo.
Origen del CBD y el THC
CBD y THC se refieren a una sola especie: Cannabis Sativa. Cáñamo es el término utilizado para describir plantas con una concentración baja de THC. Algunos países han adoptado leyes para clasificar las plantas que no tienen potencial para causar los efectos asociados con el uso de cannabis por parte de adultos. Esto es posible porque algunas plantas tienen niveles tan bajos de THC (tetrahidrocannabinol) que, si se consumen, no tendrán este efecto. Por lo general, los países adoptan el límite de concentración de THC del 0,3% para que las plantas de cannabis se puedan clasificar como cáñamo.
Tanto el CBD como el THC se encuentran en mayor cantidad en las flores de la planta. Los dos compuestos se presentan en proporciones variables, definidas en función de la información genética de cada planta y los estímulos ambientales del cultivo.
La concentración de THC en la planta de cannabis puede alcanzar hasta aproximadamente el 30% del peso seco de sus inflorescencias, y actualmente se espera que el promedio sea superior al 12% según este estudio de 2016.
Diferencias entre CBD y THC: cómo afecta cada uno al cuerpo:
El CBD funciona de manera diferente a la mayoría de los cannabinoides. El CBD trabaja entre bastidores para reforzar la red de receptores, adoptando un enfoque más general del bienestar. Este cannabinoide interactúa con el sueño, el estado de ánimo, el apetito, las depresiones y la respuesta inmunitaria. Es conocido por sus propiedades neuroprotectoras, que resultan de su poder antioxidante frente a los radicales libres de oxígeno producidos en las neuronas por su liberación excesiva de glutamato.
Según la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU., Los cannabinoides tienen propiedades mucho más poderosas que las vitaminas C y E. Por lo tanto, el CBD es un poderoso anticonvulsivo (ayuda a prevenir las convulsiones epilépticas), analgésico, antiemético (previene las náuseas y las náuseas), inmunomodulador y tiene propiedades antiinflamatorias, neuroprotectoras y antitumorales, según estudios más recientes.
El THC se une directamente a los receptores del cerebro y el sistema digestivo trabajando de una manera más directa y sencilla. Este cannabinoide interactúa de forma más profunda provocando efectos secundarios psicotrópicos como: reducción del tiempo de reacción, alteración del estado mental, ansiedad, deterioro de la coordinación y memoria y aumento del apetito. Los cannabinoides psicoactivos se encuentran en toda la planta y la concentración de THC varía según su ubicación. Las flores, las hojas secas o los tallos pueden tener concentraciones de THC del 1 al 5%, mientras que la resina que produce esta planta puede alcanzar una concentración de entre el 5 y el 10%.
Estos dos compuestos, CBD y THC, interactúan con el sistema endocannabinoide de nuestro cuerpo de diferentes maneras, aunque provienen de la misma especie de planta.
A pesar de sus estructuras químicas similares, el CBD y el THC no tienen los mismos efectos psicoactivos. El CBD es psicoactivo, pero no de la misma forma que el THC. No produce la descarga asociada con el THC. Se ha demostrado que el CBD ayuda con la ansiedad, la depresión y las convulsiones, el THC produce una sensación de euforia. Ambos tienen exactamente la misma estructura molecular: 21 átomos de carbono, 30 átomos de hidrógeno y 2 átomos de oxígeno. La diferencia en la organización de los átomos explica los distintos efectos que cada uno de estos compuestos tiene en el organismo.
El CBD y el THC difieren dramáticamente por una razón: la legalidad de estos compuestos. Aunque se acepta el CBD, no se acepta el THC. Para que cualquier producto de CBD sea legal, debe contener niveles de THC por debajo del límite legal. En resumen, el CBD es legal para el consumo, pero el THC no, a menos que esté en un porcentaje específico muy bajo.
Los efectos del CBD dependen de la dosis, la absorción, la calidad y el material de origen utilizado para elaborar el producto. El CBD ofrece una sensación de calma y alivio de los síntomas de dolor crónico, inflamación, depresión y ansiedad. En algunos casos promueve la somnolencia, dependiendo de la dosis, absorción y calidad del aceite.
Su uso en el tratamiento de enfermedades como:
- Insomnio (el aceite de cannabidiol promueve la relajación y ayuda en el tratamiento del insomnio, actuando sobre la regulación neuronal y la liberación de neurotransmisores);
- Epilepsia (disminuye la frecuencia de las convulsiones);
- Inflamación (interactúa con receptores relacionados con la sensación de dolor, ayudando a aliviarlos); y
- Estrés postraumático (ayuda a reducir los síntomas de ansiedad).
Estudios realizados en todo el mundo dan veracidad a las propiedades terapéuticas que se obtienen a través de la planta de Cannabis cuando se consume con precaución para evitar el agregado y graves consecuencias. Aún no se conocen todas las capacidades de Cannabis Sativa, pero ya se conocen algunos beneficios de la planta.
A la hora de hablar del consumo de Cannabis, debemos ser conscientes de que sus efectos pueden depender de la calidad y la forma en que se consuma, de la química corporal del individuo que lo consume y de su receptividad psicológica, personalidad y estabilidad emocional. Los efectos analgésicos del Cannabis están precedidos por las etapas de tranquilidad, relajación muscular y sedación.
Los cannabinoides, compuestos orgánicos psicoactivos o no, presentes en Cannabis Sativa tienen un potencial terapéutico de interés en el área de la salud que despierta la atención de los médicos que desean reducir el dolor en sus pacientes.
Entre los diversos beneficios del Cannabis Sativa, el efecto analgésico es sin duda el más apreciado por las personas que sufren efectos post-quimioterápicos en los tratamientos, ya que produce una anestesia corporal ligera, aliviando el dolor.
Las investigaciones experimentales y los estudios clínicos realizados hasta el momento demuestran que el Cannabis Sativa y los cannabinoides ofrecen beneficios a pacientes sin cura, como el sida, el cáncer terminal e incluso los pacientes con enfermedades neurológicas. El estudio de los beneficios del cannabis está lejos de terminar. Se espera que Cannabis Sativa tenga aún más cualidades que las conocidas y que pueda ayudar a aliviar el dolor proporcionando una vida más tranquila.
Bonfá, L., Vinagre, R.C.O. e Figueiredo, N.V. (2008). Uso de Canabinóides na Dor Crónica e em Cuidados Paliativos. Revista Brasileira de Anestesiologia, 58: 267-279Barretto, L.A.A.S. (2002). A maconha (cannabis sativa) e o seu valor. Centro Universitário de Brasília, Faculdade de Ciências da Saúde.